Teatro de sombras: el juego en la oscuridad
Las sombras y las siluetas recortadas, habilitan a los chicos para contar, recrear o inventar historias. Se trata de una propuesta lúdica que ayuda a detectar sus intereses y los temas que les preocupan.
Quien alguna vez haya colocado una pantalla o una tela blanca para proyectar imágenes en un aula, sabe lo que sucede apenas se oscurece el lugar y se enciende el cañón. Sobre el fondo liso, siempre aparece mano haciendo figuras graciosas, para divertir a los compañeros.
Eso mismo ocurrió mientras un grupo de chicos visualizaba un corto en la sala de inicial. La mano proyectada de Matías, de 5 años, aparecía como una garra gigante, que buscaba atrapar a todos los personajes del video. Por si quedaba alguna duda, la advertencia fue: “¡Grrrr! ¡Soy el monstruo sombra y llegué hasta acá para comerme a todos!”. Mientras estallaban las risas, la seño pensaba: ¿acto de “portarse mal” o de transformar una escena? (Porque el alumno no realizó su intervención en cualquier momento. Esperó cierto punto de la trama, buscando un efecto y una reacción en la audiencia.)
Desde la infancia, la oscuridad se experimenta como un fenómeno que puede asociarse a diversas situaciones. Por ejemplo, lo mágico, lo oculto, incluso, aquello que provoca temor. También, podría resultar inspiradora. En la interacción entre la luz y la oscuridad, aparecen, además, las sombras, que refieren a lo imaginario, lo ficticio.
Analizar
La siguiente propuesta busca aprovechar didácticamente el interés de los chicos por jugar con las luces, las sombras y la oscuridad. También, puede servir para introducirlos a conocimientos básicos sobre la proyección de las imágenes, y hasta a explorar el propio cuerpo, a través del juego dramático.
En el video Los tres cerditos (2016), se ejemplifica un teatro de sombras realizado en nivel inicial. Es uno de los recursos empleados desde la alfabetización mediática para enriquecer la narración de historias.
Producir
El juego con las sombras puede resultar una actividad inspiradora al momento de contar, recrear o inventar cuentos. Además, ayuda a comprender las transformaciones que sufren las imágenes proyectadas, al acercar o alejar los objetos respecto de la fuente lumínica.
Imagen de fondo extraída de Lotte Reiniger, pionera en el cine de animación.
El siguiente video, Lágrimas de cocodrilo (2014), combina el teatro de sombras con la técnica del stop motion, que consiste en mover ligeramente cada figura y fotografiarla en cada posición, para luego editar la secuencia completa, provocando la ilusión del movimiento. Se puede relacionar con el corto anterior, Los tres cerditos, si se busca comparar y descubrir semejanzas y diferencias entre ambos.
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Cuentos, canciones, imágenes y otros contenidos de los medios se convierten en recursos didácticos para la sala de inicial, a partir de la intervención del docente que los contextualiza en . Documentar esas experiencias aumenta el valor pedagógico. El material registrado, por medio de diferentes formas y dispositivos, no sólo permite evaluar después la participación de los chicos, sino también identificar sus intereses, los temas que les preocupan y los modos de interacción.
Entonces, ¿a partir de qué contenidos realizarían un teatro de sombras? ¿Se animan a implementarlo en la sala? ¡Esperamos sus comentarios en [email protected]!