Experiencias de Taller

Cuando la directora lo propuso a los docentes, nunca imaginó que la aceptación sería unánime e inmediata:
la construcción de la convivencia escolar es una problemática que está presente en todos los contextos. Días más tarde, en el Colegio Santa Faz, de Lanús Oeste, la jornada de #BuenTrato se ponía en marcha.

La propuesta, enmarcada en la temática Aprender a convivir, estaba dirigida a los 90 alumnos secundarios de primer año. Adriana Gasalla, una de las capacitadoras del equipo de la Fundación Noble, coordinó una secuencia de actividades -juegos, análisis de casos y producción de mensajes-, orientada a la prevención de las situaciones de violencia escolar.

Es casi inevitable que aparezcan conflictos en una escuela, por eso, es necesario que cada institución desarrolle un enfoque preventivo.   Es recomendable que en cada escuela se promueva la sana convivencia y se establezca un conjunto de acciones sistemáticas, que se puedan llevar a cabo involucrando a toda la comunidad educativa: docentes, directivos, alumnos, no docentes y familia.

Así, lejos de burlas, gritos o falta de interés en los demás, en esa ocasión, el salón del colegio se convertía en el escenario más adecuado para reflexionar, ponerse en el lugar del otro y fortalecer la cultura de la convivencia pacífica.

A tratarse bien

¿Qué es tratarse bien? No agredir ni insultar al otro. Tampoco burlarse o cargarlo en las redes. De esa manera, los alumnos identificaron acciones cotidianas donde se ponían en juego el respeto, la tolerancia y la empatía. La primera reflexión: fue más fácil encontrar conductas negativas que positivas, es decir, costó más pensar en acciones en las que esos valores estuvieran presentes. Por eso, hubo que experimentarlos, a través de un juego. Algunos compañeros, quienes tenían sus ojos tapados con pañuelos, eran guiados por otros, haciendo distintos recorridos y sorteando dificultades. Las claves de esa dinámica eran la empatía y la confianza en el otro.

El análisis llegó a partir de un caso de bullying presentado en los medios. Cada equipo asumió un rol en esa historia: la víctima, el victimario o el observador. (Porque el observador también es actor y si no interviene, cómplice.)

Comunicadores del cambio

Entonces, ¿qué hacemos? Después del análisis y la reflexión, muchos se sintieron interpelados por esa pregunta. Llegaba el momento de aprender con los medios y la consigna fue armar una propaganda radial, gráfica o audiovisual que promoviera acciones de buen trato. En pocos minutos, el salón se convertía en una usina de ideas, propuestas y creatividad. Valía la pena que el resto de la secundaria se entere de lo aprendido. Para inspirarse, los estudiantes escucharon letras de canciones y spots radiales, e incluso analizaron campañas gráficas y televisivas.

Reflexionar en Twitter

La puesta en común fue presencial y virtual. Durante esa mañana, los alumnos habían podido tuitear sus reflexiones con el hashtag #BuenTratoEs. Y aunque ese día, el tema no fue trending topic en la red social, todos estuvieron satisfechos. Estudiantes y profesores compartieron una lección que vale para grandes y chicos:

la escuela es un muy buen lugar para el desarrollo personal, practicar habilidades sociales y aprender a vivir en comunidad.